Por Juan Pablo Cuello Morales
Un triunfo necesario de Platense, que urgía, ante un rival de esos que por cómo se presentaba en el “Ciudad de Vicente López” tenía toda la pinta de llevarse uno de esos triunfos resucitadores. Pero afortunadamente no fue así para el “Calamar”, que esta vez decidió aplicar la fórmula del rival con el que había perdido la fecha anterior.
Es que el “Calamar” salió a tratar de buscar rápidamente la ventaja, consiguiéndola tras un tiro de esquina y en una acción accidentada. Pero lo que siguió fue un retroceso excesivo en el terreno de juego, la cesión completa y absoluta del balón al rival, esperándolo muy cerca de su área durante la mayor parte del encuentro para tratar de salir en contragolpe para asestar más golpes.
Sin embargo, el marcador terminó ampliándose merced a los dos penales que VAR mediante se nos sancionó. De no haber existido este recurso, el juego hubiese terminado empatado en uno.
Por tanto, para quienes aman el fútbol bien jugado, quizás Tigre debió haber tenido una mejor suerte en el encuentro, aunque sigue pagando cara su tremenda inefectividad en materia ofensiva. En tanto, los detractores del “lirismo” y amantes de este brutal y despiadado fútbol físico que nos asfixia desde que Marcelo Bielsa ganara de manera invicta la medalla dorada en los Juegos Olímpicos de Atenas 2004 habrán encontrado en el dispositivo aplicado y en el resultado final el más preciado de los logros, aunque en el medio el equipo no pudo ni supo nunca dar tres pasos “redondos” seguidos (algo imposible de practicar cuando se juega tan ensimismado)
Así las cosas, esta Editorial debe terminar haciendo obligatoriamente una reflexión sobre el arbitraje. Realmente es vergonzoso lo que se observa de fecha en fecha. Lo ocurrido en Vicente López terminó siendo lo que fue merced al accionar de un Juez que piensa permanentemente en sí mismo y que hubiese quedado muy expuesto de no haber obligado a su colega Merlos a ir a revisar las jugadas que –además- por protocolo así lo exigía (me refiero a Falcón Pérez), pero no se puede estar esperando que la suerte nos sea favorable. Los conceptos se aplican en base a qué equipos se encuentran en el campo, qué se juegan y qué altura del campeonato se encuentra en desarrollo. Y eso, así, no puede continuar. Andrés Merlos no pudo nunca haber obviado la sanción de los dos penales que Falcón Pérez le obligó a sancionar, ni con la peor de sus noches.
Llegará la última fecha en Junin, con clima complicado, en un lugar históricamente hostil, y con el arbitraje de alguien no acostumbrado a dirigir Primera División. Ojalá ese carácter, esa actitud, que este Platense de La Dupla sabe sacar de adentro de sus entrañas ayude a resolver el pleito de una manera favorable para terminar la presente Copa de la Liga de la manera más decente posible.